Sunday, October 26, 2014

Emprendedores que alimentan a Cobija

Algo que un visitante en Cobija no puede dejar de hacer es probar un churrasco en el conocido restaurante Paladar Boliviano Brasileño, ubicado en la avenida 16 de Julio esquina Santa Cruz de esa capital.
Miradas visitó este emprendimiento y conversó con otros pequeños productores que han dado los primeros pasos en la producción de alimentos. Sus actividades todavía son en pequeña escala pero constituyen importantes ejemplos para lograr el ansiado autoabastecimiento alimenticio de Cobija.
Cuando este medio acudió al Paladar Brasileño Boliviano promediaban las 20:30 de un miércoles. En ese momento tres familias y una pareja disfrutaban del tradicional churrasco oriental.
Las mesas estaban dispuestas sobre la vereda de la avenida 16 de Julio. Un salón adicional se habilita cuando hay mayor afluencia de gente, explicó Adriana Añez que trabaja en el local. Al lado de las mesas hay dos árboles de yambo cuyo fruto es rojo y similar a una pequeña manzana, los cuales junto a una suave brisa daban frescura al ambiente, pues la temperatura superaba los 30 grados centígrados.
El restaurante funciona desde 1985. El propietario del local, Óscar Fuentes, explicó a Miradas que al mediodía también ofrece comida por kilo que es principalmente demandada por brasileños, muchos de los cuales estudian en la Universidad Amazónica de Pando.
El plato principal del local es el churrasco oriental que se ofrece desde el 2000. El mismo tiene costilla, vacío y chuleta de res, además de chorizo y yuca, que son servidos junto a farofa, arroz con queso y llajua.
Gran parte de los productos requeridos para la preparación, sobre todo la carne, el chorizo y la fariña, se adquieren de Brasil, según Fuentes. La fariña es yuca resecada y rallada que es producida principalmente en Brasil. Este ingrediente llega de color blanco y en el Paladar Boliviano Brasileño se lo mezcla con un colorante amarillo. También se le agrega cebolla, pedazos de carne y chorizo, mantequilla y otros ingredientes, explicó el propietario.
Hasta hace poco -y todavía en determinadas épocas del año- en Cobija no se conseguían verduras fácilmente, y menos productos lácteos. Ahora esta situación comienza a cambiar, como corroboró Miradas al conversar con emprendedores dedicados a la horticultura y la producción de manjar de leche.
Néstor Ruiz es vicepresidente de la Asociación de Productores Piscícolas Agropecuarios Integrados Comunidad Mejillones (Appaicom), organización que trabaja en coordinación con el municipio de Cobija y los Centros de Innovación Tecnológica Agroforestal que impulsa la comuna.
Ruiz, además de sus actividades como miembro de la asociación, sobre la que se dieron mayores detalles en una anterior edición de Miradas (14/09/2014), también se dedica a producir manjar de leche.
Este emprendedor nació en Ixiamas en la provincia Abel Iturralde de La Paz y vive en Cobija desde hace un año. Una de las razones para trasladarse al departamento de Pando fue la lejanía y el difícil acceso a la población paceña, explicó Ruiz, al añadir que además en la capital pandina vislumbró un mejor futuro para su familia. "Nos salía muy caro hacer estudiar a nuestros hijos”, afirmó.
Ruiz está contento en Cobija pues considera que en esa capital hay trabajo para él y sus hijos, quienes además podrán estudiar en la universidad, pues tiene hijos pequeños que recién ingresaran a la escuela. Asimismo, tiene hijos que ya son independientes y también forman parte de Appaicom, cuya principal actividad es la piscicultura.
La idea para producir manjar en Cobija surgió a partir de la experiencia que Ruiz tuvo en su infancia, pues creció familiarizado con el ganado. Además, sus padres le enseñaron a elaborar el producto, aseguró.
Hace menos de un año, Ruiz empezó a elaborar manjar para su propio consumo y para invitar a sus amigos y conocidos. Ellos lo dieron a conocer a otras personas y comenzó a recibir pedidos de mayores cantidades, explicó el pequeño productor.
El proceso es relativamente sencillo, explicó Ruiz a orillas de una laguna en la comunidad campesina de Mejillones. Primero, la leche se hace hervir hasta que comienza a espesar, luego se le agrega azúcar, clavo de olor y canela. Cuando el producto está listo se lo debe conservar en frío, añadió.
Ruiz ahora tiene una capacidad de producción de 20 kilos diarios, los cuales elabora con 50 litros de leche que adquiere de sus vecinos. Esta capacidad podría incrementarse si el emprendedor consiguiera más heladeras para almacenar mayores cantidades de manjar y de materia prima. Por ello, ahora el productor está empeñado en conseguir más freezers.
Otro problema que el productor está empeñado en superar está relacionado con los envases que utiliza para distribuir el producto lácteo, ya que los vasos de plástico que ahora emplea son frágiles.
Una solución que encontró para los pedidos grandes fue utilizar tappers de cerrado hermético, los cuales son adecuados cuando tiene pedidos de 20 kilos de manjar explicó Ruiz.
El emprendedor ahora vende su producto sobre todo a familiares, amigos y conocidos. "Se vende bastante, hay demanda”, afirmó. Además una parte de su producción es consumida por los escolares y colegiales que se benefician del Desayuno Escolar del Gobierno Autónomo Municipal de Cobija.
Otros emprendedores que Miradas conoció en Cobija fueron los esposos Jorge Cachiqui y Leyda Ruiz de la comunidad campesina Bajo Virtudes, quienes desde hace 14 años se dedican a la producción de lechuga y otras verduras.
Cachiqui continúa una tradición familiar, pues su padre también era horticultor. Las verduras que tienen mayor demanda en Cobija son la lechuga, la cebolla verde, el ají dulce y el pepino, aseguró. También produce rábano, aunque esta raíz no tiene mucho mercado. En los predios de la familia también hay platanales, que crecen al lado de plantas de ají.
La pareja tiene cuatro hijos de 18, 16,14 y 4 años de edad que estudian y forman parte del negocio familiar. Los hijos mayores, por ejemplo, trasplantan los platines a la tierra, luego de que crecen en los almácigos de lechuga por 20 días.
La lechuga es el producto que tiene mayor demanda y en los predios de la familia hay plantas de diferentes tamaños. Cada planta está lista para ser cosechada entre 45 a 50 días, explicó la pareja.

Las cabezas de lechuga se envasan en bolsas plásticas que se agrupan en grupos de cinco paquetes para la distribución. La capacidad actual de producción de la familia Cachiqui Ruiz es de 50 a 60 bolsas pequeñas diarias que se comercializan a cuatro bolivianos por unidad.
Entre sus principales clientes están los almacenes y supermercados que adquieren el producto "por cantidad”. Para distribuir sus productos, Jorge Cachiqui utiliza una moto en la que puede transportar su producción diaria.
En Cobija surgieron varios productores de lechuga, pero todos ellos tienen una participación en el mercado y la actividad continua siendo rentable. Para todos estos productores, el control del riego es un factor crítico, ya que si la planta recibe demasiada agua se pudre, explicó Cachiqui.
El regado en los predios de la familia de productores, por ejemplo, se hace dos veces al día. Esta actividad la realizan con una motobomba que adquirieron hace 10 años. Sin embargo, cuando ellos empezaron, recordaron los esposos, acarreaban el líquido en baldes.
En la zona hay abundante agua, pero es difícil conseguir combustible para accionar el motor de bombeo. Por ejemplo, para trasladar 5.000 litros de agua, que es lo que la familia requiere por día, se requieren de dos a tres litros de gasolina diarios.
La familia Cachiqui Ruiz, al igual que otros productores, recibe el apoyo del Gobierno Autónomo Municipal de Cobija (GAMC) para la instalación de un sistema de riego por goteo y la provisión de carpas, semillas, abono y herramientas.
El caso de Cachiqui y su familia es especial, pues se trata de gente experimentada que puede constituirse en un ejemplo para otros productores, aseguró el encargado de agricultura del GAMC, Mauricio Blanco.
Todavía hay mucho por hacer en Cobija, pero los emprendedores que hemos conocido han dado los primeros pasos para lograr el ansiado autoabastecimiento alimenticio.

La idea para producir manjar en Cobija surgió a partir de la experiencia que Ruiz tuvo en su infancia.

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