Wednesday, February 25, 2015

Cobija se queda sin luz y el agua potable escasea en medio de un colapso inesperado

Según una reciente medición realizada por Defensa Civil del Brasil, transmitida a Sol de Pando por la Agencia de Noticias do Acre, este martes 24 de febrero el río Madera registró una cota de 16,39 metros, a pocos centímetros de su tope de alerta que es de 16,68 metros. Una última medición sobre el nivel de aguas en el río Acre entre las ciudades de Cobija, Epitaciolandia y Brasiléia marcó 15,38 metros…

l gobierno declaró Emergencia Departamental en Pando.

Según estima la profesora Ingrid Justiniano Nogales, en caso de persistir las lluvias, la inundación del río Acre terminará por destruir el sistema de agua potable que para la ciudad de Cobija es generada en el arroyo Bahía —a orillas de este mismo río—, donde se halla una planta de tratamiento que está a punto de colapsar.

Una última medición sobre el nivel de aguas en el río Acre entre las ciudades de Cobija, Epitaciolandia y Brasiléia marcó 15,38 metros, dos metros más arriba que el pasado fin de semana cuando empezó el desborde fluvial. En el 2012, el nivel de la inundación llegó a los 16 metros en esta misma zona.

“Si sigue aumentando el nivel del arroyo Bahía, las autoridades dijeron que podría suspenderse el suministro de agua potable a la ciudad”, remarca Ingrid Justiniano al confirmar que desde la noche del lunes los barrios de Cobija más afectados por la inundación comienzan a sentir un colapso en los servicios básicos y cotidianos.

Este martes la ciudad tuvo un oscuro amanecer, sin alumbrado público en la mayoría de sus barrios, debido a un corte de energía eléctrica. También la comunicación telefónica en línea fija se interrumpió en muchos domicilios. “El internet está muy lento”, lamenta la educadora cobijeña.

Ingrid Justiniano es profesora de la Unidad Educativa América de Cobija. Tiene su domicilio actual en la ciudad vecina de Epitaciolandia, desde donde se desplaza diariamente cruzando el corto trayecto del Puente Internacional para dirigirse a su fuente laboral en el lado boliviano. “Habitualmente ese trayecto entre mi domicilio de Epitaciolandia y mi trabajo en Cobija no demanda más de unos 10 minutos de un punto a otro; pero ahora el puente ha desaparecido bajo el agua y quienes vivimos en Epitaciolandia y trabajamos en Cobija tenemos que cruzar la frontera navegando en botes”, explica.

Centenares de familias tradicionales de Cobija tienen residencia alterna en los municipios brasileños de Epitaciolandia y Brasiléia, por razones de antiguos parentescos o relaciones laborales que se desarrollan dentro esta mancomunidad binacional a orillas del río Acre.

En estos tres municipios el drama es similar, a pesar de que las alertas tempranas en ambos países dieron frutos positivos al evitarse bajas humanas. Y el temor de que el desastre sea más severo que en el 2012 se acrecienta a medida que las aguas del caudaloso rio van anegando —lenta y vorazmente— a estas ciudades ribereñas del Acre.
El colapso inesperado de Cobija
Uno de los albergues instalados en un recinto escolar de Cobija | Foto ABI

Uno de los albergues instalados en un recinto escolar de Cobija | Foto ABI

La suspensión de labores educativas en Cobija y otros municipios anegados permitió la habilitación de los edificios escolares como albergues temporales para hospedar a familias damnificadas por la inundación. Los establecimientos fiscales Juana Azurduy, José Manuel Pando, Rogelia Menacho, Vaca Diez, Simón Bolívar y Madre Nazaria funcionan como albergues en los barrios Petrolero, Conavi, Manantial, Brisas del Acre, Cacique y 11 de Octubre, mientras los colegios privados América y Amerinst funcionan como albergues en la zona central de Cobija, además de los dos coliseos deportivos de la ciudad.

En dichos albergues, las FF.AA, Defensa Civil y el Sedes equiparon carpas y dormitorios familiares que cuentan con asistencia alimentaria y médica, y el apoyo de dos helicópteros, conteniendo inicialmente a más de 1.200 personas (288 familias) evacuadas la noche del sábado; pero tras la lluvia caída el lunes estos albergues colapsaron en su capacidad instalada, pues según un reporte oficial de Defensa Civil difundido hoy en Cobija, los evacuados al haber perdido sus viviendas alcanzaron a más de 3.200 personas entre adultos y niños (800 familias). El principal problema que produjo este virtual hacinamiento de damnificados fue el de agua potable, que comienza a escasear drásticamente.

Crisis habitacional prevista
Por otra parte, el vicepresidente Álvaro García Linera constató personalmente este martes que Cobija ya enfrenta una severa crisis habitacional debido a la devastación de los barrios ribereños.
García Linera inspeccionó los albergues entregando vituallas, alimentos y medicamentos, y observó que la destrucción de las viviendas anegadas, cubiertas por las aguas hasta sus balcones, obligará a una reubicación habitacional masiva después del desastre, con la construcción de viviendas y creación de nuevos barrios en la ciudad, para lo cual el Vicepresidente anunció la dotación de terrenos urbanizables en favor de los damnificados.
El desastre que deja el río Acre a su paso por los ciudades que la orillan, anticipa un interesante debate sobre las nuevas perspectivas urbanísticas. Hay una corriente de arquitectos pandinos que postulan la revalorización de los palafitos como opción habitacional para un pueblo tradicionalmente ribereño.


Entre otros municipios del departamento, Bolpebra (en la triple frontera del Acre junto a Brasil y Perú) y Porvenir (atravesada por el río Tahuamanu) se mantienen en Alerta Roja, emergencia máxima.

Las poblaciones ribereñas a lo largo de los ríos Beni y Madre de Dios todavía están en un nivel controlado de Alerta Naranja; pero si el río Madera (o Madeira) vuelve a colapsar en el Brasil como el pasado año, debido a la construcción de usinas hidroeléctricas en el estado vecino de Rondônia, el desastre arrasará con Pando desbordando otros ríos como el Abuná, el Manuripi y el Orthon, y la situación en el departamento del Beni se agravará, especialmente en los municipios de Guayaramerín, Riberalta, San Joaquín y Rurrenabaque, a lo largo del río Mamoré, otro principal afluente del Madeira en Bolivia.

Según una reciente medición realizada por Defensa Civil del Brasil, transmitida a Sol de Pando por la Agencia de Noticias do Acre, este martes 24 de febrero el río Madera registró una cota de 16,39 metros, a pocos centímetros de su tope de alerta que es de 16,68 metros.

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